Gines tuvo en la antigüedad el nombre de Ab-Genna. De la época de los megalitos, se han encontrado pequeños adornos, objetos funerarios que indicarían que los pobladores de este entorno profesaron la religión del Sol y llegaron a conocer el arte de la fundición de los metales. Suponemos que las pocas familias que habitaban esta tierra llevarían una existencia de pequeños agricultores y cazadores.
Aunque no existe documentación al respecto, suponemos que la pequeña Ab-Genna, al estar a pocos kilómetros de Itálica y de la naciente Híspalis, debió de tener un contacto continuo sobre todo con el asentamiento romano de Itálica. La villa romana de Ab-Genna no estuvo al margen de las transformaciones de estas tierras impuestas por el Imperio Romano. Estas villas romanas transmitieron la organización del territorio a otros puntos del Aljarafe en la Edad Media.
Tras la invasión mulsulmana comandada por Tariq y Mussa en el 711, toda la comarca del Aljarafe sevillano fue ocupada por los dirigentes musulmanes. Ab-Genna pasó a llamarse al-Genne o Gines, que en árabe significa Jardín del Edén. Al igual que otras localizaciones privilegiadas, el al-Jarafe (la altura) sevillano se usó como asentamientos de familias yemeníes y muladíes, enemistadas desde la conquista por mor del reparto de tierras.
La conquista de Isbiliya por Fernando III en 1248 reportó un cambio de pobladores en toda el área; se sustituyeron los musulmanes por colonos castellanos. Las familias musulmanas de Gines fueron expulsadas al reino de Granada y el pequeño Gines fue poblado por colonos castellanos que habían servido como cocineros y reposteros en el cerco de Sevilla. A un siglo de la conquista castellana, Gines ya tenía Ayuntamiento y señorío que fue entregado por el rey Enrique II de Trastámara al almirante de Castilla Fernán Sánchez Tovar, que a su muerte lo legó a su hijo Rodrigo Tovar. El señorío fue vendido y revendido hasta llegar a manos de Diego López de Zúñiga, Justicia Mayor de Sevilla. Gines, con no más de 200 habitantes, estuvo al margen de estos cambalaches promovidos por las familias nobiliarias para no pagar impuestos a la corona de Castilla. A finales de la Edad Media se había edificado en el solar parroquial una iglesia de estilo mozárabe que desapareció en las grandes obras del siglo XVIII.
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