En pleno Parque Natural, a 4 kms. del Pinsapar y de la Garganta Verde, espacios naturales declarados zona Reserva de la Biosfera por la UNESCO, asentada sobre una Peña de piedra coronada por una Torre el S. Xlll, bañada por un embalse de aguas turquesas, entre Ronda y Grazalema, se encuentra Zahara de la Sierra.

El origen más reciente de Zahara de la Sierra, como su nombre indica, se debe a los musulmanes. De esta época, además del típico entramado urbano andalusí, se conserva el castillo del S. Xlll y su recuperada Torre del Homenaje, además de los restos De la Villa Medieval con tramos de murallas.

Su emplazamiento a lo largo de la ladera, le da al caserío una singular estampa urbana. Su orografía obliga a las calles a escalonarse, de manera que por momentos la vista se cierra a sus blanquecinas casas o se abre a las maravillosos paisajes que se contemplan desde sus variados miradores.

En su coqueto casco urbano, resalta la Iglesia Santa María de la Mesa, Bien de Interés Cultural, la Ermita de San Juan de Letrán y la Torre del Reloj.

Dos singularidades más: La fiesta del Corpus, declarada de Interés Turístico Nacional y la también peculiar zona de baño interior conocida popularmente como “La Playita”, rodeada de árboles frutales en el Área Recreativa Arroyomolinos.

Todo esos atractivos naturales e histórico-artísticos, la han hecho merecedora de ser declarada Conjunto Histórico por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, espacio natural especialmente protegido, uno de los 70 PUEBLOS MÁS BONITOS DE ESPAÑA y uno de los pueblos más fotografiados.

Todo ello , junto a una rica y variada gastronomía propia, como los quemones, las sopas hervías, la carne de membrillo y los aceites de oliva extra  de la modalidad manzanillo, bien que se merece una visita para conocerla y vivirla.

La Sierra del Jaral acoge sobre sus faldas esta villa serrana enclavada en el interior del Parque Natural Sierra de Grazalema y declarada Conjunto Histórico. La fundación de la actual Zahara se debe a la época musulmana de la que se conserva, además del típico entramado urbano andalusí, el castillo (s. XIII), recuperada Torre del Homenaje y los restos de la villa medieval con tramos de murallas. Su emplazamiento a lo largo de la ladera le da al caserío una fisonomía urbana peculiar. Los diferentes niveles obligan a las calles a escalonarse. En su coqueto casco urbano resaltan la Iglesia de Santa María de la Mesa, la Capilla de San Juan de Letrán, la Torre del Reloj y el Puente de los Palominos. Durante la fiesta del Corpus Christi, declarada de Interés Turístico Nacional, no sólo se puede disfrutar de su cuidada ornamentación sino que también permite degustar su gastronomía autóctona, con platos como los quemones de cebolla, las sopas hervías y los borrachos azucarados.